Libros de Lisa Marie Rice

Portada de Reckless Night

Reckless Night

Autor: Lisa Marie Rice

Temática: General

Descripción: LLiissaa M Maarriiee RRiiccee NNoocchhee TTeemmeerraarriiaa DDaannggeerroouuss 0044 ~~ 66 ~~ Drake no tenía ni idea de si el veintitrés de diciembre era su cumpleaños o no. Estaba en el pasaporte de una de sus identificaciones mientras operaba en África Occidental como belga, Hugo Van Hoof, y él simplemente lo asimiló. ¿Quién sabía qué día había nacido? ¿O incluso en qué año? Sus recuerdos más tempranos eran de ser un niño de la calle en Odessa. No tenía ni idea de dónde estaban sus padres. —Mi cumpleaños —dijo amargamente—. Y ahora se acercan las navidades. Ella se rió porque sabía perfectamente porqué la idea de que se acercaran las navidades lo hacía exasperarse. Porque ella le daría el regalo navideño perfecto, algo tan inusual que él ni habría pensado que lo necesitaba hasta que ella se lo diera y él a cambio le daría... ¿el qué? No era como si no tuviera dinero para comprarle cosas. Él probablemente podría comprarle un país entero si era pequeño. ¿Tal vez Andorra? ¿Liechtenstein? Podía comprarle pieles, diamantes, vestidos Valentino. A toneladas. Bolsos de Chanel y zapatos Gucci, en tráilers. Bufandas de cachemir, palos de golf bañados en oro, una colección de Rolex de oro. Un diamante tan grande como el jodido Ritz. Ella no los quería. De hecho, en un intento de mantener un perfil bajo, ella específicamente moderaba los gastos. Los de él, porque ella prácticamente no gastaba nada. Cada uno de los regalos que le había hecho habían costado muy poco excepto por el tiempo y el trabajo; habían estado imbuidos de su talento y de amor por él y eran absolutamente invaluables. La cosa era que Drake era muy listo. Sabía cómo manejar el dinero, sabía cómo manejar las armas, sabía cómo llevar un jodido imperio él solo. Podía batir más o menos a cualquier hombre sobre la tierra en un combate mano a mano. Pero no tenía ni un ápice de creatividad en el cuerpo. Cuando intentaba pensar en hacerle un regalo en vez de en ir a comprarle la cosa más cara que pudiera, se quedaba completamente en blanco. La amaba como jamás había amado a ningún ser humano. Ella era su vida, su corazón, pero no podía pensar en algo que fuera el resultado de su creatividad, que era inexistente, y no de su cuenta bancaria, que era considerable. Ella no estaba interesada en absoluto en su cuenta bancaria, lo que todavía le asombraba. —Ven. —Grace (en su cabeza siempre pensaría en ella como Grace) tiró de su mano—. Ven a ver la mesa que he preparado para la primera fiesta de cumpleaños de tu vida.

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Autor: Microsoft Corp.

Temática: General

Descripción: 6 El ser humano en él quería hundirse en el suelo, enroscarse en una pelota, y esperar que la desesperación y la muerte se lo llevaran, como se habían llevado a su padre. No tomaría mucho tiempo. Pero el animal en él era fuerte y quería vivir con ferocidad. A la derecha, la carretera se extendía hacia el norte, hasta Canadá. A la izquierda, se dirigía al sur. Si se dirigía al norte iba a morir. Era tan simple como eso. Girando a la izquierda, Ben caminó arrastrando los pies, con la cabeza baja, contra el viento helado.

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Autor: acb

Temática: General

Descripción: LLiissaa M Maarriiee RRiiccee SSeeccrreettooss CCaalliieenntteess DDaannggeerroouuss 0055 ~~66~~ sonrojo debajo pero que a la luz de la luna se convertía en perfecto mármol. Como ahora. Jack observó, fascinado, cómo su mano lentamente subía por el muslo, tomando consigo el sedoso camisón. Su mano era grande y oscura y áspera, un contraste erótico contra la pálida suavidad de la piel de su muslo. Ahora ya estaba despierta, lo sabía. Y preparándose. El ligero olor de rosas aumentó. Ella no usaba perfume, sino jabón, lociones corporales y champú que olían todos a rosas. Cuando se excitaba se le calentaba la piel y era como tener sexo en un jardín de rosas. Su mano subió por la cadera. Caroline dejó de llevar bragas en la cama la primera semana de su boda, de luna de miel en Hawaii. Recordándolo, Jack comprendió que se había pasado. En su luna de miel fue como si él no hubiera tenido sexo en toda su vida y estuviera compensándolo ahora que estaba casado. Por supuesto que sí había tenido sexo. Toneladas. Pero no sexo con Caroline, que era algo tan diferente que debería tener otro nombre. Tal vez, caro-sexo. Volviendo a su primera semana de luna de miel en Hawaii, sus recuerdos principales eran de ellos comiendo y nadando y de su polla dentro de ella. Una noche se habían dormido mientras él todavía estaba erecto en su interior. Se había quedado sin fuerzas por la maratón de sexo. Se había apagado como una luz dentro de ella y se despertó cuando su cuerpo tomó el control por la mañana y empezó a moverse. Ahora Caroline suspiró cuando su mano le acarició la barriga, moviendo sus caderas para acercarlas a las de él. A Jack se le erizó el vello de la nuca. Colocó sus labios sobre la suave piel de detrás de su oreja e inspiró, intentando no olisquearla como un perro. Dios, ella olía tan maravillosamente. Y su excitación, oh sí. Su mano fue bajando, ahuecándola. Ella estaba caliente y suave y empezando a excitarse. Jack tenía un preciso sentido del olfato y a veces podía decir en qué punto estaba ella por el olor solamente. Ella estaba empezando a prepararse y él ya estaba en la puerta de entrada, apretando el pedal del freno fuertemente. Ah, bueno, prepararla para que él pudiera entrar era siempre un placer. Concéntrate en eso, se dijo, ignorando su verga hinchada. Otro pequeño suspiro mientras él recorría el borde de los labios de su sexo con los dedos. —Buenos días —le susurró al oído y luego le mordisqueó el lóbulo de la oreja. Ella tembló, todo su cuerpo moviéndose contra el suyo.

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Autor: antonio villamayor

Temática: General

Descripción: Lisa Marie Rice Secretos Peligrosos 6 se demoró allí durante un largo instante, como si le resultara imposible soportar romper ese último contacto. El anciano caballero se acercó con lentitud de nuevo a ella. Cuando la viuda no evidenció señal alguna de ponerse en pie, la tomó de los hombros instándola a levantarse. La joven lo hizo finalmente y permitió que la alejaran, deteniéndose en una sola ocasión para volverse y lanzar con suavidad un último beso. Aquella escena resultaba tan desgarradora que Iceman sintió que el corazón se le encogía de pena; luego sacudió la cabeza. Estupideces, se dijo a sí mismo con impaciencia, mientras se disponía a tomar precauciones para borrar cualquier rastro de su presencia en la maleza. Tenía que marcharse de inmediato. No debía estar allí. La misión había terminado en lo que a él concernía. Aunque, ciertamente, no todos los días podía uno presenciar su propio funeral.

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Autor: antonio villamayor

Temática: General

Descripción: Lisa Marie Rice Secretos Peligrosos 6 se demoró allí durante un largo instante, como si le resultara imposible soportar romper ese último contacto. El anciano caballero se acercó con lentitud de nuevo a ella. Cuando la viuda no evidenció señal alguna de ponerse en pie, la tomó de los hombros instándola a levantarse. La joven lo hizo finalmente y permitió que la alejaran, deteniéndose en una sola ocasión para volverse y lanzar con suavidad un último beso. Aquella escena resultaba tan desgarradora que Iceman sintió que el corazón se le encogía de pena; luego sacudió la cabeza. Estupideces, se dijo a sí mismo con impaciencia, mientras se disponía a tomar precauciones para borrar cualquier rastro de su presencia en la maleza. Tenía que marcharse de inmediato. No debía estar allí. La misión había terminado en lo que a él concernía. Aunque, ciertamente, no todos los días podía uno presenciar su propio funeral.

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